Para terminar nuestro próximo concierto interpretaremos Nimrod, la novena de las variaciones Enigma compuestas por Edward Elgar entre 1888 y 1889.
Las variaciones Enigma son un retrato musical colectivo que el compositor inglés dedicó a sus amigos y a su esposa, e incluyen su autorretrato. El título se debe a que solo él y su mujer conocían el tema oculto que recorre, sin ser interpretado, las catorce piezas. Estas, a su vez, se titularon con las iniciales de los “retratados” o los apodos con que los trataban en la intimidad.
Dedicada a su amigo Jaeger
La novena de las Variaciones Enigma está dedicada al editor musical anglo-germano August Jaeger, gran amigo de los Elgar, permanente crítico y apoyo espiritual del compositor en momentos difíciles. Su apodo remite a un rey bíblico, Nimrod, “gran cazador ante el Señor”, y es un guiño a la traducción del apellido alemán Jaeger, cazador.
Nimrod y la Patética de Beethoven
Encontrándose en plena crisis creativa, Elgar recibió la visita de su amigo Jaeger quien al ver el estado en el que se encontraba le dijo: «Ánimo, Ed, ¿no te das cuenta de que Beethoven también pasó por todo esto?«. Se refería a la época en que Beethoven estaba perdiendo la audición y pasando por un período de depresión y aislamiento. Jaeger luego se despidió de su amigo silbando el adagio de la «Patética» de Beethoven.
Se cree que esta anécdota puede haber inspirado a Elgar para escribir los primeros acordes de Nimrod con ciertas similitudes a los acordes iniciales de la mencionada obra de Beethoven.
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