Las Danzas polovtsianas es el fragmento más conocido de la ópera El Príncipe Ígor de Aleksandr Borodin (1833-1887). En el próximo concierto de Conjunto Orquestal Académico de Madrid la escucharemos en su versión orquestal.
El Canto del Príncipe Ígor inspiró a Borodin
El argumento de la ópera es una adaptación muy libre de la epopeya medieval El canto del Príncipe Ígor, que narra la heroica derrota de este príncipe de Nóvgorod ante el kan polovtsiano Konchak en el siglo XII, y describe las luchas internas, alianzas y traiciones entre los príncipes rusos de Nóvgorod, Kiev, Vladimir, Moscú o Chernígov, de los que el pueblo cumano o polovtsiano era unas veces aliado y otras veces enemigo.
Borodin y el crítico Vladimir Stásov idealizaron la historia y la convirtieron en un canto romántico a los héroes rusos que forjaron su patria.
Danzas en honor al enemigo
La escena de las Danzas polovstianas tiene lugar al inicio del segundo acto de la ópera. El Príncipe Ígor y su hijo han sido derrotados y hechos prisioneros del Kan Konchack quien les ofrece la libertad a cambio de una alianza que el príncipe rechaza. Este gesto despierta en el kan admiración por el rango de sus cautivos y ordena organizar un gran banquete con bailes y música en su honor. La joven y sensual princesa Konchákovna, quien en el Canto ya era nuera de Ígor pero que en la ópera sólo parece sentirse atraída por él, es quien dirige las danzas.
El compositor refleja en esta obra maestra una mezcla de melodías sensuales y rítmicas de gran intensidad, que evocan imágenes de guerra, danza y celebración.
Borodin y sus amigos
Borodin pertenecía a un grupo de jóvenes músicos nacionalistas (Mussorgsky, Rimsky-Korsakov y otros) que trataban de forjar un arte “auténticamente” ruso, recogiendo melodías populares, creando ritmos y empleando armonías orientales que desde entonces percibimos como características de la música rusa.
El compositor trabajó en su ópera discontinuamente durante 18 años, usándola como cantera de temas musicales para otras obras. Recibió mucha ayuda de sus amigos, pero murió antes de terminarla; de ello se ocuparon Rimsky-Korsakov y Glazunov, que recogieron y completaron las partituras de su amigo, y lograron estrenar la ópera completa en 1890.
Químico, músico y reformador social
Borodin fue un personaje extraordinario. Cuando en 1879 presentó una primera versión de concierto de sus Danzas polovtsianas, trabajó contrarreloj con sus amigos en la partitura a lápiz y, para evitar que se borrara, fijó la escritura con una capa de gelatina… Porque en realidad Borodin era un químico a tiempo casi completo; con gran reputación en la investigación y la enseñanza, fue profesor de la primera mujer química de Rusia y contribuyó también a abrir los estudios de Medicina a las mujeres. En ratos de ocio era cuando escribía óperas, música instrumental y canciones.
Los Ballets Rusos y las Danzas polovtsianas
En 1909, durante su primera gira europea, los Ballets Rusos de Diaghilev presentaron en París las Danzas polovtsianas con un montaje espectacular; Diaghilev había recorrido las tiendas elegantes de San Petersburgo buscando telas exóticas y coloridas, y se diseñaron unos decorados y un vestuario resplandecientes.
La coreografía de M. Fokine fue sorprendente, y adaptaba a los ritmos electrizantes de Borodin movimientos desenfrenados, ágiles saltos, golpes rítmicos sobre la tarima. Pintura, música y ballet se conjugaban en un espectáculo total.
Aquí os dejamos una interpretación de las Danzas polovtsianas por la orquesta y coro del Teatro Bolshoi.
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