En este artículo ofrecemos un resumen de La Obertura 1812, Op. 49, de Peter Illych Tchaikosky, una de las obras del programa «Europa, el alma de sus paisajes» dirigido por Francisco Espinosa Naranjo.
Piotr Ilich Tchaikovsky (1840–1893) fue uno de los grandes compositores rusos del siglo XIX. Su obra abarca diversos géneros, desde la música sinfónica hasta el ballet, y su estilo fusiona las tradiciones musicales rusas con las influencias europeas. Reconocido por su profunda emotividad y su maestría orquestal, sus composiciones son un testimonio del alma rusa. Entre sus obras más destacadas se encuentran el Concierto para piano n.º 1 en si bemol menor, la Sinfonía n.º 6 en si menor, Patética, y los ballets El lago de los cisnes, La bella durmiente y Cascanueces. Su obra ha dejado una huella indeleble en el repertorio clásico y sigue siendo admirada y celebrada en todo el mundo.
La Obertura 1812 relata musicalmente la Batalla de Borodinó y la posterior retirada de las tropas napoleónicas de Moscú. Compuesta por Tchaikovsky en 1880, con el tiempo, se ha convertido en un símbolo de la resistencia frente a la opresión y la defensa de la libertad.
Encargo para la consagración de un templo
En 1880, se encontraba en su fase final la construcción de la Catedral de Cristo Salvador en Moscú, mandada edificar por el zar Alejandro II como símbolo de gratitud por la victoria rusa frente a las tropas napoleónicas en 1812. Se aproximaban también dos acontecimientos de gran relevancia: el vigésimo quinto aniversario de la coronación del zar, previsto para 1881, y la Exposición de Arte e Industria que se celebraría en Moscú en 1882.
En este contexto, Nikolái Rubinstein —amigo, mentor y director del Conservatorio de Moscú— propuso a Piotr Ilich Chaikovski componer una gran obra conmemorativa para las celebraciones. El compositor aceptó la idea y comenzó el trabajo el 12 de octubre de 1880, completando la partitura apenas seis semanas después.
El título que Tchaikovsky escribió en el manuscrito original no deja duda sobre el objetivo de la composición:

Торжественная увертюра для большого
оркестра
Сочинена по случаю освящения Храма Спасителя
Пётр Чайковский
“1812”
Obertura solemne para gran orquesta
Compuesta para la consagración de la Catedral del Salvador
Piotr Chaikovski
Un estreno que no fue el previsto
El plan original para el estreno de la Obertura 1812 era tan espectacular como ambicioso. Se interpretaría al aire libre en la plaza frente a la Catedral de Cristo Salvador, con una banda de metales acompañando a la orquesta, las campanas de la catedral y de otras iglesias cercanas repicando de forma sincronizada, y con salvas de artillería disparadas mediante un panel eléctrico para garantizar la precisión exigida por la partitura.
Sin embargo, este montaje resultó inviable para las posibilidades técnicas del momento. Además, el asesinato del zar Alejandro II en marzo de 1881 desvió el interés y la energía que impulsaban el proyecto. La catedral fue consagrada durante el verano de 1881, aunque aún sin estar terminada y sin la música de Tchaikovsky.
Finalmente, la Obertura 1812 se estrenó el 20 de agosto de 1882 en Moscú, en el marco de la Exposición de Arte e Industria de toda Rusia. La interpretación se realizó con una orquestación convencional, sin los efectos sonoros previstos inicialmente. Algunas fuentes indican que tuvo lugar en una carpa instalada cerca de la Catedral de Cristo Salvador, mientras que otras apuntan a una sala de conciertos construida expresamente para la exposición (El recinto de la Exposición se ubicó muy cerca de la catedral).
Los cañonazos y las campanadas se hicieron esperar
En 1889, el propio Tchaikovsky propuso realizar la versión original de la obra con cañones y campanadas reales en Berlín pero fue rechazada por resultar impracticable. A lo largo de su vida, el compositor dirigió esta composición en varias ocasiones. Destaca la de 1891 durante la inauguración del Carnegie Hall de Nueva York. Pero se cree que se murió sin escuchar la obra con las campanadas de iglesia y disparos de cañones que incluyen la partitura original.
No fue hasta bien entrado el siglo XX cuando se consiguió interpretar la Obertura 1812 tal como el compositor la ideó. Primero en grabaciones montadas en estudio y luego en conciertos al aire libre con cañones reales.
La grabación pionera en este sentido fue la realizada en 1954 por Antal Doráti con la Orquesta Sinfónica de Minneapolis para el sello Mercury. La interpretación de la obra, grabada el 4 de diciembre de 1954 en el Northrop Auditorium de Minneapolis, fue enriquecida con efectos adicionales: los cañonazos fueron tomados de una grabación de un cañón napoleónico de la Academia Militar de West Point, mientras que las campanadas provienen de las campanas reales del carillón de la Universidad de Yale.

Narrativa musical de un episodio histórico
En aquellos meses de 1812, mientras las tropas de Napoleón cruzaban la frontera, las iglesias repicaban convocando a la oración. Se formaban milicias locales en ciudades y aldeas, y el general Kutúzov, nombrado por el zar Alejandro I como comandante en jefe, asumía el mando. Kutúzov dirigió una estrategia de resistencia que acabaría desgastando al enemigo más por la tierra y el invierno que por la fuerza directa.
De carácter marcadamente programático, la Obertura 1812 está estructurada en varias secciones que reflejan los momentos clave de la campaña napoleónica en Rusia. Una introducción solemne de carácter litúrgico, un desarrollo dramático con alusiones a la batalla y al enfrentamiento entre ambos ejércitos, y una coda triunfal que celebra la resistencia del pueblo ruso.
A continuación, proponemos un recorrido por el relato musical que Tchaikovsky traza en la Obertura 1812, según una interpretación construida a partir de diversos análisis y de nuestra propia lectura de la partitura. La interpretación que utilizaremos como referencia es la que realizó la Cincinnati Pops Orchestra en 2023 con Damon Gupton a la batuta.
El anuncio de la guerra
(min. 0:00 · cc. 1-33)
La obra comienza en un clima de recogimiento. Chelos y violas entonan el himno ortodoxo «Spasi, Gospodi, lyudi Tvoya» («Señor, salva a tu pueblo») evocando el fervor religioso que acompañó la resistencia rusa contra Napoleón.
La Iglesia Ortodoxa Rusa desempeñó un papel crucial en movilizar al pueblo ruso en defensa de su patria. El Santo Sínodo convocó al pueblo a rezar por la liberación y la paz, y el pueblo ruso respondió en masa, congregándose en las iglesias de toda Rusia para ofrecer sus oraciones por una intervención divina.
Llamada a las armas
(min. 2:20 · cc. 35–76)
Un redoble de timbales, tras la solemne introducción, inicia la frenética preparación del pueblo ruso ante la inminente amenaza.
«—La patria está en peligro —decía el emperador—. La paz está rota. Napoleón se ha atrevido a invadir nuestras fronteras. Llamo a todos mis súbditos a que defiendan a su patria.»
(Guerra y paz, León Tolstói, Parte III, Libro I, Cap. XXII)
Llegada de las tropas enemigas
(min. 4:05 · cc. 77–95)
Un tambor militar, reforzado por los timbales introduce La Marsellesa en los metales, anunciando la llegada del ejército francés. Poco después, una melodía en los violines y violas expresa el temor del pueblo ruso ante la presencia del enemigo.
Aquí Tchaikovsky comete, con toda intención artística, un anacronismo: La Marsellesa había sido prohibida por el propio Napoleón, pero su carga simbólica como himno francés justificaba su uso.
Una tensión contenida termina en breve silencio, preámbulo del inicio de la batalla.
Comienza la batalla
(min. 5:00 · cc. 96–116)
Tras la pausa, los violines inician un pasaje enérgico de notas rápidas y cortas, generando una sensación de inquietud constante. Este motivo sirve como fondo pulsante que va uniendo gradualmente las diferentes secciones de la orquesta, como si las tropas rusas se estuvieran preparando la defensa. La tensión se acumula conforme el motivo pasa de una cuerda y termina estallando en platillos y bombo.
Choque frontal
(min. 5:38 · cc. 117–162)
El tema francés irrumpe en la batalla, iniciado por las trompas. Se va imponiendo con fuerza y arrogancia por cada vez más metales, mientras las cuerdas y las maderas responden con pasajes ascendentes rápidos y agitados que transmiten tensión y lucha.
Ataques y contrataques se van sucediendo hasta que el himno francés se impone y los motivos ascendentes en las cuerdas se transforman en secuencias descendentes aludiendo a la ventaja de las tropas de Napoleón frente a las rusas. El pasaje termina con los ecos de La Marsellesa en los metales y vaivenes cromáticos repetitivos en las cuerdas graves , sugiriendo un momento de repliegue, una pausa temporal en los combates con la retirada de ambas tropas tras el violento enfrentamiento.
La resistencia del pueblo ruso
(min. 6:57 · cc. 163–223)
La escena de la batalla se disuelve y entramos en una atmósfera más introspectiva y evocadora. Las cuerdas interpretan una melodía tranquila con carácter de barcarola, que recuerda a las melancólicas canciones populares rusas del siglo XIX .
Tras un breve desarrollo, la barcarola da paso a una conocida canción del folclore ruso, «U Vorot, Vorot » (“En la puerta, la puerta”). El tema se inicia en el corno inglés y la flauta (min 5:38 · c. 207) acompañados de una pandereta y apoyados por la cuerda baja. Después el motivo va pasando por oboes, clarinetes, fagotes, violas y chelos hasta resolver en los contrabajos.
Con este interludio lírico Tchaikovsky evoca el alma del pueblo ruso, su identidad, su memoria y su arraigo a la tierra. Una reafirmación cultural que simboliza la llamada a la resistencia del pueblo ruso desde lo más profundo de sus raíces.
“El pueblo ruso, sin saberlo, se unió en una sola voluntad, y esa voluntad era la de resistir, de no entregar Moscú y de marchar al encuentro del enemigo, sin reflexionar, sin saber nada de lo que estaba por delante ni de lo que se hacía, ni de lo que había que hacer.”
(Guerra y paz, León Tolstói, Parte III, Libro II, Capítulo XIX)
Continúan los enfrentamientos
(min. 9:20 · cc. 224–278)
Después de este evocador pasaje, vuelven los enfrentamientos en el campo de batalla. La tensión es aún mas explícita y violenta. La Marsellesa lanzada por los metales con fuerza, se enfrenta directamente al resto de la orquesta en una lucha abierta. Cuerdas, maderas y percusión generan un clima caótico y desgarrado, en el que se siente el choque frontal entre los dos ejércitos. Tras varios ataques y contrataques, este episodio vuelve a desembocar en retirada de ambas tropas sin un claro vencedor.
“Era una lucha sin sentido, una matanza sin objeto, en la que los hombres caían por miles, sin saber por qué ni para qué.”
(Guerra y paz, León Tolstói, Parte III, Libro II, Capítulo XXXVIII)
Y el sufrimiento del pueblo
(min. 10:55 · cc. 279–306)
Entramos en un nuevo interludio lírico en el que se reconocen las mismas melodías del pasaje anterior. Tras la barcarola, esta vez sin desarrollo, reaparece el tema de «U Vorot, Vorot» , ahora en una breve exposición iniciada por los violines que recogen las violas, después a los chelos y termina en los contrabajos.
La envestida final
(min. 12:03 · cc. 307–335)
Tras la alusión al sentir del pueblo, irrumpen las trompas con el motivo del ejército napoleónico reforzado por el batir de los timbales y el tambor militar. La cuerda se contrapone insistiendo con el motivo del folclore ruso que se va repitiendo en tonos ascendentes, generando de nuevo una sensación de inquietud ante la amenaza del enemigo.
Rápidamente la música crece en intensidad y dramatismo, hasta alcanzar un punto culminante en el minuto 12:37 (compás 328), marcado por cinco cañonazos. Mientras resuena la artillería pesada, La Marsellesa persiste en las trompetas ahora en frases más largas y dilatadas, contrastando con motivos de figuración rápida en oleadas ascendentes y descendentes que interpretan maderas, violines y violas mientras violonchelos y contrabajos sostienen un ostinato que sirve de base y refuerza el dramatismo de este episodio final de la batalla.
«El general invierno» entra en acción
(min. 12:48 · cc. 335–358)
Después de este momento de máxima tensión, desaparecen los metales y se inicia un pasaje frenético de escalas descendentes al unísono entre maderas violines y violas. Cada repetición es más grave y más lenta y en los últimos compases se unen cuerdas graves y los metales. Tchaikovsky nos transmite una sensación de declive, agotamiento y colapso, una alusión a lo ocurrido tras la batalla de Borodinó.
«Durante el mes en que el ejército francés saqueaba Moscú y las tropas rusas permanecían estacionadas tranquilamente en Tarútino, se produjo un cambio en la relación de fuerzas (en espíritu y número), en virtud del cual la preponderancia pasó a los rusos.»
(Guerra y paz, León Tolstói, Parte III, Libro IV, Capítulo XIII)
Aunque tácticamente vencieron las tropas francesas y poco después entraron en Moscú, Napoleón no consiguió forzar la rendición del zar y terminó retirándose de forma caótica en medio del invierno, con graves pérdidas entre sus tropas.
La fe, el coraje y la unidad
(min. 13:23 · cc. 358–379)
Tras la sombría resolución del pasaje anterior, el himno ortodoxo «Spasi, Gospodi, lyudi Tvoya» resurge con fuerza. Aquel mismo tema que al inicio de la obertura se presentaba como una súplica humilde ante lo incierto, es ahora entonado de forma gloriosa y triunfal por los metales acompañados de campanas.
Las maderas y las cuerdas responden con pasajes de figuración rápida. Arpegios y secuencias, ascendentes y descendentes, realizan sucesivas modulaciones en modo menor reforzando la tensión y preparando el triunfal desenlace.
«Y a medida que los franceses se retiraban, el pueblo de Rusia, que nunca había sido vencido, comprendió que su verdadera fuerza radicaba no en las armas, sino en la fe, en el coraje y en la unidad de su gente, unida por el amor a su tierra.»
(Guerra y paz, León Tolstói, Parte IV, Libro I, Capítulo IV)
Triunfo solemne y marcial
(min. 14:30 · cc. 380–422)
El cambio de do menor a mi bemol mayor da inicio al allegro vivace final. Toda la orquesta entona una marcha victoriosa, en la que se insinúa un nuevo motivo lírico y ascendente, interpretado por las cuerdas y la madera. Este tema, de carácter confiado y luminoso, recuerda sutilmente la melodía de La Marsellesa, que había representado al invasor durante la batalla. Es como si el símbolo musical del enemigo hubiera sido neutralizado y absorbido en el discurso de la victoria, convertido en expresión de unidad nacional.
Al poco, el himno imperial «Bozhe, Tsarya khrani «(“Dios salve al zar”) irrumpe con grandeza en los metales, acompañado de campanadas y cañonazos, mientras el desfile marcial continúa. Esta apoteosis musical convierte el final de la obra en una proclamación rotunda de victoria, no solo en términos militares, sino también espirituales y colectivos.
El himno imperial «Bozhe, Tsarya khrani» fue adoptado en 1833 y se mantuvo como himno nacional del Imperio Ruso hasta 1917. La pieza fue compuesta por Alexéi Lvov con letra de Vasili Zhukovski.
Reflexión final
La Obertura 1812 de Tchaikovsky no solo revive un episodio histórico, sino que, a través de su poderosa música, refleja la lucha y el espíritu indomable de un pueblo enfrentado a la adversidad. Con ella, Tchaikovsky nos invita a reflexionar sobre la resistencia, la fortaleza en tiempos de crisis, y cómo, incluso en los momentos más oscuros, la unidad puede marcar la diferencia.
Escucha esta obra en directo
Esperamos que este recorrido haya sido de ayuda para disfrutar más plenamente de esta obra maestra. Os invitamos a vivirla en directo en nuestros próximos conciertos de “Europa, el alma de sus paisajes”, donde interpretaremos nuestra versión de la Obertura 1812 de Tchaikovsky, resultado de meses de dedicación del Conjunto Orquestal Académico de Madrid.

Foto de Ginés Carvajal (sep 2024)